viernes, 20 de febrero de 2015

Semáforo...




BRUTAL...

"Puedo observar ante mí el semáforo en rojo, su luz reluce de forma clara y se refleja en el asfalto de la carretera. Me siento desesperado, mi respiración se hunde en lo más profundo de mi estómago, buscando alcanzar la cantidad de aire necesaria para continuar nutriendo de aire a mis pulmones. Me ahogo, nada consigue calmar mi ansiedad. Me siento perdido, hoy es un día cualquiera, ya no importa la fecha, tampoco la hora o el instante en el que me encuentro, hace tiempo que el tiempo no tiene sentido. Sólo sé que esta sensación que golpea mi pensamiento no cesará mañana, que mi corazón puede dejar de latir ahora y que en cuanto inicie de nuevo la marcha, quizás ya forme parte del pasado. Me desespero, nada consigue calmar esta sensación de vacío, soledad, tristeza, pérdida, incomprensión... nada produce en mi corazón un segundo de desasosiego. Y entonces... avanzo, sólo avanzo, con los ojos cerrados, sin observar lo que me rodea... calculando mentalmente el porcentaje de posibilidades que tengo de ser atropellado por un coche. Mi sistema auditivo se agudiza, no busco la muerte, ni siquiera la vida... busco olvidarte por un segundo. Busco que mi adrenalina dirija mi atención más allá de ti, más allá de tu indiferencia, de tu ausencia, del dolor que tu recuerdo comporta. Sólo quiero dejar de sentir por un instante, que el miedo por mí, supere el dolor que causa la pérdida de tu amor. No es un acto de cobardía, es más bien un acto de pura desesperación. No quiero perder mi vida, así que escucho atento los sonidos que rozan mis oídos, los gritos de los transeúntes que me advierten de que el semáforo está en rojo, de que pueden atropellarme. Y por unos segundo lo consigo, soy libre, mi vida es más importante que tú, yo soy más importante que tú. Y por una vez, el tiempo tiene sentido y consigo entender que debo abrir mis ojos y correr al otro lado de la acera. Al otro lado, aunque cuando alcance mi destino vuelva a sentir la misma mierda, el mismo dolor, la misma pérdida, la misma vorágine sin sentido ni final..."

... 

1 comentario:

  1. Cuando una aguja o un alfiler te atraviesan la piel, duele, quema y escuece. Durante un segundo se paraliza todo por el pinchazo de dolor... Después la sangre nos enseña que ese dolor se refleja tanto fuera como dentro, escandaloso, caliente y liquido. Esa parte no se puede evitar...
    Pero depende de uno buscar la tirita correcta, no dejar por mucho que se hundiera en la piel que la herida se infecte ni dejar que el dolor que produce después nos ciegue, porque a pesar de que la herida haya sido profunda, el tiempo y la propia piel harán que la carne se reconstruya y que a pesar de la cicatriz el dolor pase y lo que un dia fue un horrible dolor pase a ser una pequeña cicatriz que nos recuerda el cuidado que hay que tener cundo entre las manos tenemos algo que nos puede herir...

    Siempre con Animo!
    Tuki

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